domingo, 5 de diciembre de 2010

Merkel felicita a Özil



La maquinista de la locomotora económica europea, Ángela Merkel, conforma con Sarkozy y Berlusconi el “nuevo trío marxiano” que con su proceder encienden cada día la caldera de nuestro continente. Tal para cual y “¡más madera!”.
Cada uno a su manera echan leña al fuego de las insatisfacciones, frustraciones y miedos de sus votantes, azotados por la crisis, y ponen en el punto de mira la población más frágil que vive en sus territorios en busca de trabajo y refugio, los inmigrantes.

La hecatombe del capitalismo ultra liberal, neoconservador, financiero o como nos de gusto en llamarlo, ha encontrado una mina para escurrir el bulto de los auténticos responsables de la crisis económica. Animados por esa fuerza poderosa que siempre tiene la iniquidad y la codicia, han elegido el escalón más débil de la cadena social como “cabeza de turco”, nunca mejor dicho en el caso alemán, para ponerlo en el centro de la diana de ese orden del día ficticio que enturbia nuestras auténticas conciencias.

Merkel se fue a hablarle hace un mes a Postdam al Congreso de las juventudes de su partido, y como saben, se dejó caer con el fallo de la multikulti, es decir, el fracaso de la política multicultural, consiguiendo estruendosas ovaciones. Desde entonces no para de corregir, explicar, anunciar, proponer, en definitiva aumentar el runrún sobre las políticas de emigración, que es de lo que se trata, con el fin de calentar el ánimo de sus votantes aguerridos, de sus más marciales afines y sobre todo alejarse del punto de mira del ciudadano desencantado y furioso por la impotencia que le genera la situación económica.

El ruido nos lleva a las encuestas que dicen que el 60 por ciento de los ciudadanos alemanes de origen, no quieren que en su geografía se celebren otros ritos religiosos que los propios, en una clara alusión a los musulmanes. La verdad es que convocar a la oración en un minarete en el invierno alemán provoca demasiadas afonías. Gasto cultural sanitario multikulti poco asumible. Menos mal que a nuestra cultura tridentina y barroca, con emigrantes cofrades, no les dio por parar el tráfico de la “die Haupstrasse” con desfiles procesionales del Cristo de los emigrantes. Hubiésemos tenido follón multikulti asegurado.

Sea como sea, si algunos estaban bien instalados y otros mal avenidos. Todos se sienten víctimas de un debate inmoral por las calificaciones genéricas que reciben, las incertidumbres que les crea y la injusticia que supone ser el más ínfimo y explotado sujeto de conveniencia en la cadena productiva y vivencial.

Enhorabuena a los señores pensantes del olimpismo financiero, han dado en la diana, la emigración, mientras siguen jugando a su ruleta rusa. Alemania necesita con urgencia 400.000 nuevos inmigrantes cualificados, y durante los últimos años ha habido más salidas que entradas por sus fronteras.

Me enfrasco en las páginas del último libro de Günter Wallraf, “Con los perdedores del mejor de los mundos”, ese decente alemán que sabe hacer periodismo disfrazado de perdedor, para mostrarnos las peores ignominias que soportan en Alemania estos seres humanos. Espero que sea un nuevo revulsivo para los corazones dormidos.

Ángela Merkel se fue al vestuario a felicitar a Özil, la nueva gran estrella del firmamento futbolístico alemán, por la gracia de la emigración turco de procedencia, un poco menos ario que las antiguas estrellas del fútbol teutónico. No es para menos la fotito multikulti.


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